¿Estás preparada para el cambio?
- elizaldeintza
- 10 jul 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago 2023
La adolescencia trae consigo un montón de cambios, y lo que más te puede tomar por sorpresa es la velocidad a la que ocurren. Como madre, apenas tienes tiempo para adaptarte a ellos. A veces, sientes como si te hubieran pillado de improvisto. Tu adolescente parece cambiar todos los días: su forma de comportarse, sus necesidades, todo es diferente. Pero no todo es negativo en esta situación. Realmente depende de cómo lo mires. Claro, este vaivén a menudo te descoloca y te desafía a asumir un nuevo rol como madre. Sin embargo, ¿es eso realmente algo malo?
En este artículo, vamos a sumergirnos en los cambios más notorios que están por llegar (si aún no han tocado tu puerta) y te voy a dar algunos consejitos que te ayudarán a enfrentarlos con más confianza.
Cambio de percepción
¿Te acuerdas de aquellos días cuando tu peque te miraba con una sonrisa radiante en su cara como si fueras su superheroe favorito?
Pero como en todas las historias, la trama evoluciona y a medida que nuestros peques se adentran en la adolescencia, empiezan a cambiar y, con ellos, también cambia nuestro papel de madres. Pasamos de las superheroinas de la película a ser las madrastras en un abrir y cerrar de ojos. Atrás quedaron los días en que éramos las reinas de su mundo. En su lugar, aparece la mirada crítica, el desafío y, a veces, incluso el desprecio. Y sí, es como si hubiéramos perdido algunos capítulos de esta historia. Y nos preguntamos, ¿cómo hemos llegado aquí?
La Tormenta Emocional
Las emociones también juegan su propio juego en este torbellino.
Es como si tu adolescente experimentara sus sentimientos en modo turbo, todo cambia en un abrir y cerrar de ojos. En un momento están en la cima del mundo, llenos de euforia, y al siguiente, se sumergen en una tristeza profunda. Estos altibajos emocionales puede dejarte un poco desorientada, pero recuerda, es parte del proceso.
En busca de quién soy
La adolescencia es un período de búsqueda activa de la propia identidad. La pregunta "¿Quién soy?" se convierte en un desafío constante. Sus gustos cambian con rapidez y sus decisiones pueden resultar confusas para nosotras. Están explorando diferentes aspectos de sí mismos, como si estuvieran probando diferentes opciones para entender quiénes son.
Buscando independencia
Seguro recuerdas aquellos momentos en los que solían sujetarse a tu mano, buscando seguridad en tu cercanía. Hoy, están impacientes por aventurarse por cuenta propia. La independencia se convierte en su mantra, un símbolo de su evolución natural.
Tips para prepararte y navegar con éxito
Conexión constante: Mantén las líneas de comunicación abiertas, incluso cuando parezcan cerradas por completo. Saber que estamos aquí para escuchar, sin importar lo que digan, puede ser un salvavidas emocional.
Empatía: No hay límite para la cantidad de empatía que podemos ofrecer. Trata de recordar tus propias luchas de adolescente y usa esa comprensión para abordar sus altibajos emocionales.
Flexibilidad: Las reglas pueden cambiar, al igual que sus estados de ánimo. La flexibilidad es clave mientras navegas este nuevo territorio.
Estímulo de la independencia: Fomenta su crecimiento dándoles espacio para tomar decisiones y enfrentar las consecuencias. Esto los empoderará y fortalecerá su confianza.
Tiempo intencional: Encuentra momentos para compartir actividades y conversaciones significativas. Esos momentos juntos se convierten en puntos de conexión en medio de la tormenta adolescente.
Formación continua: Investiga sobre la adolescencia para entender las transformaciones físicas, mentales y emocionales que están experimentando. Esto te permitirá manejar mejor sus cambios y reacciones.
Cuidado propio: No olvides cuidarte a ti misma. La adolescencia puede ser agotadora, pero cuidar tu bienestar te permite ser una guía más fuerte y comprensiva.
Be water my friend: Es lo que hay. La adolescencia es un viaje que desafía nuestra comprensión, exige adaptación constante y nos pide que abracemos el cambio con todo el amor y paciencia que tengas. Esta etapa de transformación en la vida de nuestros hijos también es un momento de crecimiento para nosotras. Aunque puede ser desafiante, abrazar este cambio nos permite forjar una relación basada en el respeto mutuo y la confianza. Recordemos que somos parte de su viaje hacia la adultez y, con amor, paciencia y comprensión, podemos ayudarles a convertirse en adultos seguros y capaces.

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